¿Merece la pena tratar el TDAH?

MJ Mardomingo, 2007: Adana News. http://www.fundacionadana.org/

En las últimas jornadas de ADANA celebradas en Barcelona, en las que se conmemoraba el X Aniversario de su fundación, una persona de la audiencia planteó durante el coloquio una pregunta trascendental: ¿merece la pena tratar el TDAH? La pregunta, aparentemente sencilla, se basaba en el siguiente razonamiento: si el TDAH es un trastorno psiquiátrico con un elevado componente genético, y de momento los genes no se pueden cambiar ¿tiene sentido dedicar tanto tiempo y esfuerzo para llevar adelante el tratamiento?

En la mayoría de las enfermedades –y no sólo en los trastornos psiquiátricos- el tratamiento mejora el cuadro clínico e incluso cura a un buen número de pacientes. El modo de hacerlo consiste en modificar los mecanismos implicados en la génesis y desarrollo del trastorno, sin que eso suponga necesariamente eliminar una causa concreta e identificable. Esto es así, entre otras razones, porque rara vez las enfermedades responden a una causa única. Incluso en los casos en que eso sucede, como en las enfermedades infecciosas, la respuesta al tratamiento depende de otros factores complementarios como las defensas inmunitarias del individuo y otras circunstancias personales y ambientales.

Por tanto, volviendo a la pregunta, ¿merece la pena tratar el TDAH? La respuesta es sí, pues así lo avala la evolución tan diferente de los pacientes tratados cuando se comparan con los no tratados. Los niños tratados van mucho mejor en el colegio, se sienten más felices en las relaciones con los compañeros, tienen menos conflictos con los padres y los profesores, se sienten más seguros y confiados con una imagen personal más positiva, se consideran capaces de enfrentarse a la vida y al futuro y sufren menos depresión y angustia. Tienen además un riesgo menor de tener problemas graves de comportamiento y de consumir drogas en la adolescencia.

Las tasas de mejoría con el tratamiento no son nada despreciables y superan a las que se dan en otras muchas enfermedades. De acuerdo con el estudio MTA el cuadro clínico remite en el 59% de los casos tratados con medicación y en el 68% de los casos tratados con medicación y terapia del comportamiento. En otros estudios el 70% de los pacientes mejora al ser tratados con fármacos dopaminérgicos o noradrenérgicos.

La respuesta al tratamiento depende del cuadro clínico y del medio familiar, educativo y social. El tipo de intervención terapéutica deberá tener en cuenta esas circunstancias. La gravedad de los síntomas y el sufrir otros trastornos psiquiátricos asociados –también denominados trastornos comórbidos- empeora el pronóstico, así como el Cociente Intelectual límite, el que los padres sufran trastornos psiquiátricos o el que no sean capaces de aplicar los criterios educativos adecuados. Otro factor fundamental es que el paciente y los padres cumplan el tratamiento, tomando de forma correcta la medicación e implicándose en los compromisos terapéuticos adquiridos.

De acuerdo con el estudio MTA la respuesta al tratamiento depende no sólo del tipo de terapia que se aplique sino también de los llamados factores mediadores y moderadores. Son factores mediadores, la asistencia a las consultas médicas –que es un aspecto esencial del cumplimiento-, la prescripción de la medicación por parte del médico y la eficacia educativa de los padres. Son factores moderadores de la respuesta al tratamiento el sexo del paciente, la comorbilidad, el nivel socioeconómico desfavorecido, la gravedad del cuadro clínico, el que los padres sufran trastornos psiquiátricos y el Cociente Intelectual del niño. La elección de una u otra forma de intervención terapéutica deberá tener en cuanta estas circunstancias, de tal forma que el tratamiento sea personalizado.

El análisis de los resultados del MTA pone de manifiesto que en opinión de los padres los niños con depresión comórbida responden mejor a la terapia cognitivo-conductual que los que sufren ansiedad. Asimismo, los profesores consideran que, en los niños de un nivel socioeconómico desfavorecido, el tratamiento más eficaz es el que combina la medicación con la terapia de conducta. Por otra parte, la depresión de los padres es uno de los factores que de modo más claro contribuye a disminuir la eficacia del tratamiento empeorando de modo considerable el pronóstico.

Otro dato para destacar es que el sexo de los niños no es un factor determinante en la eficacia del tratamiento ni el hecho de que ya hayan sido tratados previamente con fármacos estimulantes. Los niños que mejoran más en el estudio son los que cumplen tres condiciones: tomar medicación, seguir una terapia de conducta y tener unos padres capaces de llevar a la práctica unos criterios educativos dirigidos al control de la conducta del hijo y la disciplina.

Los autores de este estudio concluyen que pueden identificarse cinco grupos de pacientes de entre aquellos que son tratados bien sólo con medicación o con medicación y terapia de conducta:

Grupo A: niños con sintomatología inicial de TDAH leve y escasos síntomas depresivos en los padres. El 73% tienen una respuesta excelente al tratamiento.

Grupo B: niños con sintomatología inicial de TDAH leve y depresión de los padres moderada-grave. El 59% tienen una respuesta excelente al tratamiento.

Grupo C: niños con sintomatología inicial de TDAH moderada-grave y Cociente Intelectual alto, y padres con depresión moderada-grave. La tasa de respuesta excelente al tratamiento desciende al 48%

Grupo D: niños con sintomatología inicial de TDAH moderada-grave y depresión leve de los padres. Respuesta excelente en el 48%.

Grupo F: niños con sintomatología inicial de TDAH moderada-grave y Cociente Intelectual bajo, y padres con depresión moderada-grave. La tasa con respuesta excelente es tan sólo del 10%.

Para concluir ¿merece la pena tratar el TDAH? Sí, merece la pena, pero la eficacia del tratamiento depende de múltiples factores, unos del paciente, otros de la familia y otros de la pericia del médico que debe saber elegir las intervenciones terapéuticas más adecuadas para cada paciente.

 

Referencias

Owens EB, Hinshaw SP, Arnold LE, et al. Which treatment for whom with ADHD? Moderator of treatment response in the MTA. J. Consult Clin Psaychol. 2003;71:540-552.

Hinshaw SP. Moderators and mediators of treatment outcome for youth with ADHD: understanding for whom and how interventions work. J Ped Psychol. 2007;32:664-675.